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sábado, 30 de junio de 2012

noticia octava: dos "avisos clasificados" ([inédito]


[aviso]

Este es un aviso. A los pájaros, a las bombas, a las gotas que resbalan afuera de los refrigeradores. Quedan advertidas las azucareras de cristal esmerilado, los celulares con pantalla de un color, las falsas máscaras venecianas, las adolescentes bulímicas. ¿Qué precioso abismo esconde el día de mañana sin que lo sospechemos? Es una tortura conocer todas las interpretaciones del pasado y no atisbar siquiera en las enaguas del porvenir. Prevengo al locoto al polvo, a los enfermeros de medio tiempo, a los balones que no se prodigan por un chanfle, a los tinteros olvidados en las estanterías burocráticas. Esto tiene que acabarse: como el café con leche, como la histeria, como la Historia, como la epidermis remendada del cielo y sus dioses de papel maché.

[cielo]

La madrugada esconde colores que emulan la visión de una nota musical. La ventana imprecisa por donde miro al mundo transmite las veinticuatro horas: novedades, moscas gordas, niños que se demoran en un altercado de menores consecuencias, ramas trémulas que danzan con Eolo, murallas porosas que reclaman la impertinencia de un buen grafiti y atrás, como ilusión de gases y ventoleras, una sábana blanca que extiende sus pliegues al infinito de nuestra cabeza paisana. No hay cielo sin imaginación desmedida.

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